El aura refleja nuestro estado energético y es nuestra protección natural, como una especie de filtro que nos hace de escudo a todo aquello que nos es negativo.
¿Para que sirve y que función tiene?
A través del aura, filtramos todas las energías que pueden ser nocivas y dejamos pasar las que nos favorecen impidiendo con ello que la negatividad nos afecte.
Par entender que función tiene el aura, la podríamos comparar con nuestra piel. Sería como nuestra piel energética.
Nuestra piel física nos protege del entorno y de las inclemencias del tiempo, haciendo de barrera para que estas circunstancias no afecten a nuestro interior.
De igual modo, nuestra aura nos protege de tomar contacto con un entorno contaminado, haciendo de barrera para que esta contaminación y malas energías no afecten a nuestro interior.
Es importante cuidar nuestra aura.
Igual que tenemos cuidado de que nuestra piel física este en condiciones, también debemos cuidar de esta piel energetica que es nuestra aura.
Cuando nos damos un golpe, en nuestra piel aparecen moratones.
Cuando nos hacemos una herida, sangra.
Si no nos cuidamos e hidratamos la piel, esta se reseca y envejece.
Al igual que la piel física, el aura puede recibir golpes energéticos y puede llegar a herirse y agrietarse.
Ambas se estropean si no las cuidamos, pero, de igual modo también, se reponen cuando si lo hacemos.
Normalmente, no le solemos prestar la atención necesaria.
Del mismo modo en que cuidamos nuestra piel, la limpiamos, nos duchamos, la hidratamos y vamos al médico si nos sale alguna mancha, lo mismo debemos hacer con nuestra aura.
Cuando estamos en contacto o nos exponemos a algo negativo, deberíamos limpiarla, cosa que no solemos hacer.
No nos damos cuenta de cuando está agrietada y sufre y solo nos acordamos de ella cuando llega un momento en el que su deterioro afecta a nuestro cuerpo físico con dolencias a las que no encontramos explicación ni solución.
Al igual que pasa con la piel, si tenemos el aura herida y no la curamos, a través de ella, nos pueden entrar microbios que pueden afectarnos y llegarnos a enfermar.
Los microbios, en este caso serían todas aquellas malas energías y todo lo negativo, que puede llegar a dañarnos, cuando el escudo protector que es nuestra aura, esta debilitada y las deja pasar.
Es muy importante el mantenerla en buen estado.
Normalmente, su estado va en sintonía a nuestro bienestar físico y emocional.
Cuando nos sentimos bien y estamos bien a nivel social, el aura suele estar bien, nos sentimos fuertes, alegres, y tenemos ilusión por hacer las cosas.
¿Como saber que no está bien?
Los síntomas que nos ayudan a identificar que el aura no está en condiciones óptimas, que esta baja o no está bien, son: tristeza sin motivo, falta de ganas e ilusión, no tener proyectos y la falta de motivación.
Nuestra vida social, se suele resentir, nos cuesta relacionarnos con los demás, nos encerramos en nosotros mismos y tenemos la sensación de que todo el mundo nos aparta o se aleja de nosotros.
Otro síntoma que nos puede indicar que tenemos el aura dañada, es cuando tenemos tendencia a culpar a los demás de todo aquello que nos pasa, en lugar de hacer autocrítica, tomar conciencia y darnos cuenta de que los responsables de nuestra vida y de todo aquello que nos pasa, somos nosotros.
Muchas veces vinculamos el tener mal el aura a una enfermedad grave, pero no tiene porqué tener relación.
No siempre que estamos enfermos tenemos mal el aura.
El estado del aura depende más de nuestra salud emocional que de nuestra salud física.
Para tener una buena aura, es necesario cuidarla.
Realizando limpiezas regulares, sobre todo cuando estemos expuesto a energías o circunstancias negativas, atrayendo positividad a nuestra vida.
Tener cuidado de nuestro cuerpo físico y llevar una buena alimentación, sana y equilibrada.
Andar o tratar de hacer algún deporte.
Respirar y pasear conscientemente.
Practicar la meditación.
El aura es sensible a todo lo que nos sucede y por tanto debemos ser constantes y cuidarla siempre.
Y tú, ¿ya cuidas tu aura?