El Universo y todo lo que habita en él está formado por energía.

Todo es energía y nuestro cuerpo también está formado por ella.

Hay dos tipos de energía:

La energía Ying que se caracteriza por ser expansiva, receptiva y se relaciona con la tierra, el frío, la noche y lo femenino.

La energía Yang que es concentrada, activa, intensa y acalorada. Se la relaciona con el cielo, lo masculino, con la luz y la actividad.

La relación entre las energías yin y yang en el cuerpo humano es compleja y crea una polaridad única en cada persona.

¿Qués es la energía?

Es el combustible que nos permite funcionar.

Nuestro cuerpo tiene la habilidad de generar la energía vital, el Chi, el Qui, el Prana, el Ki, o como tu prefieras llamarla.

Esa habilidad empieza con la chispa de energía que nos transmiten nuestros padres en el mismo momento en que somos concebidos y se va desarrollando desde entonces y hasta la adolescencia.

Luego empieza a decrecer, de manera gradual, hasta el mismo momento en el que se produce nuestra muerte.

Cuando morimos, nuestro cuerpo físico regresa a la madre Tierra y nuestra energía vital desaparece para transformarse en otro tipo de energía.

Para vivir, necesitamos energía.

Nuestro cuerpo consume y crea energía. Este proceso es necesario para mantener un óptimo estado de salud.

Debemos mantener un flujo estable y continuo de energía.

La energía vital es fundamental y puede verse reducida y afectada por nuestros malos hábitos, por el cansancio físico o mental, por las enfermedades, el envejecimiento o por los abusos de sustancias perjudiciales.

Meridianos y Chakras

Cada uno de los órganos de nuestro cuerpo, está influenciado por la energía yin o la yang y están conectados a los canales energéticos conocidos como meridianos.

Hay 12 meridianos principales en nuestro cuerpo, y quince de secundarios, que permiten que la energía fluya.

Los chakras son los puntos energéticos del cuerpo que nos permiten gestionar esta energía y son las puertas que nos permiten proyectarla y recibirla.

Cuando activamos y abrimos nuestros chakras, podemos recibir y enviar energía de manera consciente al Universo.

No debemos olvidar, que si abrimos los chakras para trabajarlos, luego debemos cerrarlos, ya que si dejamos nuestros chakras abiertos, es posible que seamos más sensibles a las energía de otras personas.

El chakra corona y el chakra raíz, por eso, deben permanecer siempre ligeramente abiertos puesto que ellos son los encargados de recibir la energía Yin de la Tierra y la Yang del cielo.

Es importante que practiquemos y dediquemos tiempo a abrir, activar y cerrar nuestros chakras.

¿Eres consciente de la importancia de trabajar, cuidar y limpiar tus chakras?

¿Ya les dedicas la suficiente atención?

El cuerpo humano absorbe la energía de todo aquello que le rodea y libera la energía que ya no le sirve, devolviéndola a la Tierra, por lo tanto es necesario que nuestros chakras funcionen en optimas condiciones.

Igual que cuidamos y ejercitamos nuestro cuerpo físico debemos preocuparnos por cuidar nuestro cuerpo energetico.

Es importante mantener siempre los chakras desbloqueados y alineados para que la energía pueda fluir debidamente y, gracias a ello, hacer que nuestro cuerpo físico funcione en optimas condiciones.