¿Te sientes como un instrumento desafinado?

Es muy sencillo: ¡obsérvate bien!

Para que las energías circulen y no se estanquen hay que observar si fluyen bien.

¿Te sucede algo de esto, sin saber muy bien por qué y sin motivo aparente?

  • Tu sueño está alterado y duermes mal.
  • Tienes cambios de humor constantes y te irritas con frecuencia.
  • Sientes cansancio y agotamiento todo el día.
  • Sientes ansiedad con frecuencia.
  • Estás quejándote todo el tiempo.
  • Estás susceptible y todo te molesta y discutes con todos.
  • Sientes que no avanzas, que nada cambia para mejor.

Igual que necesitamos tener higiene corporal para sentirnos frescos, vitales y alegres; de igual manera necesitamos mantener un buen equilibrio energético para disfrutar de un modo de vida saludable.

¡Regresa a tu estado natural de equilibrio a través de una sesión de Reiki!

Una sesión de Reiki sirve para tratar de encontrar el origen a problemas puntuales, pero si se opta por llevar a cabo un proceso de limpieza energética se puede, además de tratar la base del problema, trabajar en el equilibrio de la persona y de su organismo.

  • El Reiki usa la energía Universal para llevar a cabo un proceso terapéutico natural de restablecimiento del equilibrio de la Energía Vital.
  • A través de la imposición de manos se procede a desbloquear la zona taponada y a restaurar el equilibrio energético.
  • El Reiki pone el foco directamente en la herida, para destaponarla de raíz.

Hablar de los efectos del Reiki debe hacerse sin generalizar, pues estarán en relación a la persona. Lo que sí se puede decir muy claramente es que al acabar una sesión de Reiki se experimentan diferentes sensaciones físicas, emocionales y espirituales, por ejemplo:

  • Se desbloquean emociones negativas y se pueden experimentar ganas de llorar, emociones confusas…
  • Se activan estados de paz interior y se rebajan los niveles de estrés.
  • Se liberan emociones reprimidas y estancadas lo que puede llevar a sentir euforia, chispa, sensación de plenitud.
  • Se experimenta un equilibrio entre sentir, querer y hacer. Y también es posible estar más sensible o sentir más irritación de lo habitual.
  • Se pueden sentir molestias o dolores físicos pasajeros, punzadas u hormigueos, incluso dolor de cabeza. También cambios de temperatura corporal, aumento de la sudoración y de la mucosidad.