Siento la necesidad de hacer un homenaje a la amistad y quiero hacerlo recordando y explicando cómo descubrí a un gran amigo que me ha acompañado durante casi toda mi vida y que ha estado a mi lado en los malos momentos y cada vez que lo he necesitado.
Para ello debo viajar a mi pasado para reencontrarme con aquella niña curiosa que fui y gracias a la cual, hoy estoy aquí contando esta experiencia. Esa pequeñaja curiosa y juguetona, pasaba horas leyendo libros y buscando entre las estanterías de la librería nuevos tesoros por descubrir. No tendría mucho más de 10 años, sería allá por el año 1982. Algo me llamó desde el rincón más alejado de la librería y allí, escondido entre libros, encontré una misteriosa cajita verde que me cautivo.
Sólo con cogerla, sabía que tenía algo muy especial entre manos y al abrirla y contemplar las cartas, fue como si algo mágico me absorbiera. Empecé a pasar carta por carta y a ver las imágenes y leer los nombres, el Loco, el Consultante, la Consultante, la Emperatriz, El emperador, el Maestro, pasé todas y cada una de las cartas contemplando hipnotizada sus imágenes hasta llegar a los oros, las copas, las espadas y los bastos, que nada tenían que ver a los de la baraja española con las que tanto había jugado.
Sentí que algo oculto había ahí, en esos dibujos, que me parecieron rarísimos, pero por otro lado me resultaban familiares, y que me atraparon por completo. Quería y debía descubrirlo. Algo en mi interior se removió, las imágenes que vi me cautivaron y quedé enganchadisima a esas cartas que no podía dejar de pasar, mirar y remirar, y fui consciente de que tenía entre mis manos, algo poderoso y mágico. Mi padre me vió con las cartas en la mano, él era quien lo había comprado y medio escondido, y simplemente me dijo, que tuviera mucho cuidado, que lo que tenía entre manos no era un juego cualquiera, que era un Tarot y que si le prometía que no las iba a tratar como un juguete, me dejaba mirarlas.
Me explicó por encima que eran y para qué servían y ahi que me apodere de ellas y pase tiempo con el librito en mano tirando las cartas según las lecturas que en él salen y copiando en una libreta los significados que iba buscando carta por carta, escribiendo tiradas para toda la familia y viendo como con el paso del tiempo, muchas de las cosas que al escribirlas no tenían sentido lo iban adquiriendo.
Ese Tarot, me acompañó mucho tiempo, y me llevó a comprar varios libros, y él fué mi puerta de entrada a todo un universo de conocimiento y aprendizaje que además ha sido mi gran pasión. El ha sido un gran amigo, que bajo mil formas diferentes, ha estado a mi lado en los buenos momentos, peró sobre todo en los malos y que ha venido a buscarme cada vez que lo he necesitado, apareciendo de nuevo en mi vida cuando menos lo esperaba.